A pesar de desenvolverse en un rubro donde trabajan principalmente hombres, Marianela Cabrera (26) se las ha ingeniado para imponerse y destacar. Esta es la historia de la primera mujer Jefe de Operaciones de un puerto chileno.

Después de una “manito de gato”, como ella comenta, Marianela Cabrera (26 años) se acomoda en el sillón de su oficina, ubicada en el primer piso del edificio de Empresa Portuaria Iquique, en Avda. Jorge Barrera, Iquique.

Confiesa que está un poco nerviosa, sin embargo transmite seguridad en sus movimientos. No por nada es la Jefe se Operaciones del Puerto de Iquique.

-¿Cómo es ser Jefe de Operaciones de un puerto?

-Al principio fue difícil porque cuando llegue tenia 17 años y además porque los hombres se sienten invadidos, pero la verdad es que con el tiempo he ido ganando experiencia, he aprendido a manejar de cierto modo el carácter de los hombres allá adentro, a imponer la voz de mujer.

Partí como pajarito. Era una alumna recién salida del liceo y me sentía ofendida cuando me decían cosas, como cualquier niña enfrentándose al mundo laboral. Pero la verdad es que mis pares, mis colegas, fueron los que me ayudaron bastante a manejar esta situación. Ellos me incentivaron a expresarme de mejor manera, a imponer mi palabra ante lo que ellos decían y eso a la larga ha ido prevaleciendo ante todo.

Aquí constantemente hay problemas con las agencias, los representantes son todos hombres. Obviamente yo uso algunos términos para referirme a algunas situaciones y ellos usan otro, porque están acostumbrados a usar el garabato, pero la verdad es que, si bien al principio es difícil, uno va acostumbrándose y adaptándose. Yo sabía que el sistema no se iba a adaptar a mi, porque esto ya está desde hace tiempo, entonces era yo la que tenía que adaptarse. Eso me ha ayudado en todo lo que he ido desarrollando en este tiempo.

-¿Ha habido un cambio en el entorno?

-Si de todas maneras. Antes pasaban y nos les interesaba quien fuera y gritaban cosas. Ahora con mucho respeto saludan, se dirigen de otra forma, obviamente a mi no me tratan como al Jefe de Operaciones de otra agencia, porque soy mujer y hago respetar mi posición. Eso ha cambiado harto.

-¿Crees que existe un trato especial por ser mujer?

-No un trato especial, pero si al momento de hablar miden las palabras, en la forma de tratar. Pero un trato especial porque yo sea mujer, no. Obviamente son más caballeros.

Algo malo, por el momento, tampoco. Quizás un hombre diría las cosas de una forma y yo ocupo otras palabras, por lo que podría ser más “débil”, pero me funciona.

HISTORIA DE ESFUERZO Y TRABAJO

Marianela Cabrera nació en Limache, V región, pero sus padres se mudaron a Iquique por motivos de trabajo cuando tenía a penas un año.

Realizó sus estudios escolares en el Instituto del Mar, especializándose en operaciones portuarias.

En el verano de 2005, hizo su práctica profesional en Empresa Portuaria Iquique (EPI), específicamente asistiendo a los Supervisores de Faena donde, como ella explica, “conocí todas las funciones que ellos cumplían.”

Al terminar su práctica, fue contratada por EMSIPOR (contratista de almacenamiento del puerto) y le tocó hacer reemplazos en Liquidación de Servicios para EPI, trabajar en la implementación del nuevo Sistema de Gestión Portuaria (SGP) y formar parte de una mesa de atención al cliente.

Trabajó un año y a partir de mayo del 2006, empezó a trabajar directamente para la empresa portuaria como Asistente de Operaciones, donde inicialmente tuvo que hacer reemplazos a supervisores de faena y ver liquidación de servicios. A fines de 2007 fue promovida a Supervisor de Faena.

“Era un supervisor más, cumplía las mismas funciones, hacía mi turno sola, liquidaba naves, etc. Me fui inmediatamente al área operativa”, comenta Cabrera. “Ciro Gonzalez, Jefe de Operaciones en esa época, me enseñó todo y fue un apoyo en ese sentido. El resto de los supervisores también”.

Cada vez fue participando más en el área operativa y cuando se dio la posibilidad de postular al puesto de Jefe de operaciones, no dudó.

“Di las pruebas, fui a las entrevistas -yo y los cuatro supervisores que habían en ese momento-, obtuve la mejor nota y salí favorecida con el cargo”, explica.

-Crees que es más fácil o más difícil trabajar solo con hombres?

-Creo que es difícil, aparte del hecho de que son todos hombres, porque tienen mucho más años de experiencia que uno y conocen más del negocio. Pero por otra parte, ellos tienen una mayor disposición a atender tus consultas, entonces, y así lo demuestran conmigo, están más abiertos a conversar el tema y no tirar la pachotada encima que “yo soy más viejo que tu”, no. Yo dije “me van a comer viva” ya que ellos son más expertos en el tema, pero no, creo que los he sabido llevar bien y no he tenido grandes problemas.

-¿Hay algo que te gustaría cambiar del entorno?, ¿qué mejorarías del trato con hombres?

-Me he dado cuenta que los hombres son muy sucios para negociar las cosas y son muy peleadores entre ellos. Son muy amigos afuera, pero cuando están ahí pelean y sacan las garras peor que mujeres, pero es porque al final cada uno defiende su posición, representación en este caso .

Lo otro que me he dado cuenta, es que te pueden decir una cosa pero en otro lado están diciendo otra. Creo que eso debería mejorar un poco, porque al final haciendo que el tema sea más transparente, más limpio, se logran mejores cosas. Esas cosas me gustaría que no se dieran.

-¿Y de ti?

-Creo que me falta desarrollar aún más mi personalidad. Si bien tengo carácter y sé enfrentar situaciones, presentarme ante personas, creo que me queda todavía, pero eso lo va a dar el tiempo, porque uno va ganando experiencia en lo que hace y en base a eso uno va desarrollando la personalidad requerida para enfrentar las cosas que vienen.

-¿Cómo imaginas tu futuro?

-Tengo ganas de tener mi propia empresa, relacionada al puerto siempre, me gusta el tema y haría siempre cosas en este rubro, pero me gustaría tener mi empresa.

-¿Qué opinas que cada vez hayan más cargos que antes eran exclusivamente para hombres y ahora lo ocupan mujeres?

-Bien pues, excelente. De hecho he visto como se ha ido equiparando el tema. Cuando yo llegué, los estibadores eran todos hombres, yo creo que era la única mujer que caminaba por el recinto, pero ahora hay por lo menos tres mujeres estibadoras –y los más machistas son los estibadores y camioneros- lo que habla muy bien de ellos.