En 1912, nuestro Puerto era uno de los más importantes de la región, con un movimiento anual de 1.300.000 toneladas, impulsado por la actividad salitrera. La carga se transfería a través de muelles privados, y la Isla Serrano protegía a las embarcaciones.

Sin embargo, la Primera Guerra Mundial marcó el declive del salitre. La crisis de posguerra y la llegada del salitre sintético redujeron significativamente la actividad portuaria de Iquique, afectando su relevancia en el comercio internacional.

En 1927, se licitó la construcción del Puerto de Iquique, iniciando las obras al año siguiente y finalizando en 1932, en medio de la Gran Depresión, que afectó la industria salitrera. El proyecto incluyó la construcción de un Molo de Unión, que conectó la isla Serrano con la tierra firme, un Molo de Abrigo de 864 metros y un Espigón de 330 metros de largo, consolidando la infraestructura portuaria de Iquique y su rol en el comercio marítimo.

La nueva infraestructura del Puerto de Iquique fue administrada por el Estado a través del Servicio de Explotación de Puertos hasta 1960, cuando se creó la Empresa Portuaria de Chile (EMPORCHI) para centralizar la gestión de los puertos públicos.

Durante los años 60, Iquique creció gracias a la actividad pesquera y la construcción de embarcaciones. Sin embargo, el gran cambio ocurrió en los años 70 con la creación de la Zona Franca de Iquique (ZOFRI), transformando la economía local.

El 19 de diciembre de 1997 se publicó la Ley Nº 19.542 de Modernización del Sector Portuario Estatal, que creó 10 empresas portuarias autónomas del Estado, permitiendo concesionar operaciones a empresas privadas para modernizar infraestructura y tecnología.

En este marco, el 30 de abril de 1998 nacimos como la Empresa Portuaria Iquique (EPI), asumiendo la continuidad de EMPORCHI y nos encargamos del desarrollo del Puerto de Iquique, consolidándolo como un nodo clave en el comercio marítimo.

Gracias al auge de la industria pesquera y la Zona Franca, el Puerto de Iquique se consolidó como un eslabón clave en la logística regional, lo que impulsó la necesidad de modernizar su infraestructura.

En el año 2000, concesionamos el Terminal N° 2 Espigón a Iquique Terminal Internacional (ITI) por 20 años. Tras un plan de inversiones, ITI accedió a una extensión de su contrato hasta 2030. Desde entonces, ha invertido cerca de 40 millones de dólares, permitiendo que el puerto reciba naves de mayor porte y opere con los principales servicios navieros globales.

En 2011, en Empresa Portuaria Iquique iniciamos los proyectos de ampliación más importantes desde la construcción del puerto en 1928, añadiendo 35.000 m2 de área útil con una inversión de $ 7.000 millones, fortaleciendo nuestra capacidad operativa.

En 2012, iniciamos un proceso de licitación del Terminal Molo y sus áreas de respaldo, con una concesión de 30 años y un plan de inversiones de más de $ 78.000 millones para modernizar las instalaciones y aumentar la capacidad del puerto. Estas mejoras tenían como objetivo prepararnos para recibir naves New Panamax, consolidando al Puerto de Iquique como un actor clave en el comercio marítimo internacional.

A inicios del año 2020, la pandemia del COVID-19 impactó profundamente la operación portuaria, exigiendo una rápida capacidad de adaptación para garantizar la continuidad del servicio y la seguridad de sus trabajadores y trabajadoras.

Se implementaron una serie de medidas y protocolos sanitarios, se fortalecieron las herramientas digitales para el trabajo remoto y la coordinación operativa, y se establecieron medidas de apoyo para colaboradores y clientes, con el objetivo de mantener la cadena logística en funcionamiento en un contexto altamente exigente. Gracias a esta gestión, EPI obtuvo el Sello COVID-19 del Instituto de Seguridad Laboral (IST), certificando el cumplimiento del Plan Paso a Paso y consolidando su compromiso con la seguridad y el bienestar de su equipo.