Magdalena Balcells González, presidenta Directorio Empresa Portuaria Iquique.
Diversas situaciones en el contexto mundial han venido perfilando un ambiente comercial cambiante y planteando desafíos que requieren de una conducta de adaptación e innovación, antes ocasional, ahora cada vez más permanente.
Por un lado, el inicio de operaciones del Puerto de Chancay al norte de Lima y por otra la llegada de Donald Trump al poder en EE.UU. con la imposición de barreras arancelarias a gigantes comerciales como China, México y Canadá, constituyen un ataque frontal al sistema mundial de libre comercio creado tras la Segunda Guerra Mundial, nos lleva a reflexionar sobre la capacidad de adaptarse de nuestro país a este nuevo escenario.
Entre otros elementos, altos aranceles a las importaciones, especialmente desde China, afectarán el volumen de la carga marítima encareciendo los costos logísticos, desatando una guerra comercial de la que aún no podemos ponderar sus efectos ni magnitud.
Las reubicaciones de cadenas de suministro impulsadas por la necesidad de las empresas que buscarán diversificar sus proveedores fuera de China para evitar aranceles, alterarán las rutas comerciales y generarán inestabilidad en la demanda de transporte marítimo, afectando los fletes y planificación de recaladas en diversos puertos.
Esta mayor presión geopolítica, considerando que Estados Unidos podría ver el puerto de Chancay como una expansión de la influencia china en América Latina, podría generar tensiones diplomáticas y posibles sanciones o restricciones a empresas vinculadas a China, lo que a su vez podría impulsar a EE.UU. a reforzar su apoyo a puertos alterativos en la región, como los de Panamá, Colombia y, particularmente los de Chile.
Este escenario de turbulencia nos impacta como puerto y nos obliga a adaptar nuestros servicios para garantizar continuidad, seguridad y bajo costo operacional. Toman especial relevancia atributos como el bajo nivel de cierres asociados a marejadas que determina nuestra permanente disponibilidad para atender naves, así como garantizar altos estándares de servicio y competitividad. Ello, particularmente en el terminal multioperado, donde, a través de la incorporación en el equipamiento para atender nuevas cargas, el mejoramiento continuo de la cadena logística y nuevas opciones de áreas de respaldo que prontamente estaremos poniendo a disposición en las comunas de Alto Hospicio y Pozo Almonte, son ejemplos concretos de nuestro compromiso con la adaptabilidad y competitividad de nuestro puerto con una oferta consistente tanto con los nuevos desafíos del comercio en el panorama global, asi como los nuevos chentes del Corredor Bioceánico Vial.
Este escenario de turbulencia nos impacta como puerto y nos obliga a adaptar nuestros servicios para garantizar continuidad y seguridad.
