Desde hace ya varios días, el puerto de Iquique se encuentra paralizado debido a las manifestaciones, pasivas en este caso, de un sindicato de trabajadores en apoyo a sus colegas del puerto de Angamos.
Sin duda, los conflictos laborales y reivindicaciones sociales han estado presente en nuestra zona y son parte de la historia que forja a Iquique como una de las principales regiones productivas del país.
La mayoría de las veces, estos conflictos tienen como protagonistas a trabajadores de nuestra ciudad, que luchan por mejorar las condiciones laborales de sus respectivas actividades. Sin embargo, en esta oportunidad, lo que se suscita es un paro solidario, que no aporta en ningún grado a la solución del conflicto, el que se discute en otro puerto y en otra región, y del cual ningún actor local tiene directa influencia.
Durante los 11 días que lleva el paro (hasta el miércoles 3 de abril), 11 naves han dejado de atracar en nuestro puerto y otras cuatro se encuentran a la espera que se solucione el tema, lo que se traduce en una merma de 45.000 toneladas de carga o 2.141 contenedores y 833 vehículos aproximadamente, repercutiendo en la economía local, atrasando las entregas nacionales e internacionales y desabasteciendo al comercio local.
Esto significa un importante perjuicio para los importadores y los exportadores de nuestra región, quienes deberán traer sus cargas desde el puerto vecino de Arica -que sí se encuentra operativo- con el consiguiente deterioro económico que esto significa.
Además, por este tipo de situaciones, el Puerto de Iquique podría ser declarado un puerto inseguro y las navieras tomar la decisión de no recalar más en nuestra ciudad, lo que se traduciría en un perjuicio permanente para el puerto y la actividad económica de toda la región.
Por otra parte, si bien es absolutamente legítimo manifestarse por reivindicaciones laborales, en las que sabemos que hay que avanzar, también es importante respetar el derecho que tiene el resto de sus colegas a trabajar, ya que al impedir el ingreso al terminal portuario, son muchas las personas que no pueden lograr el sustento para sus familias.
En el Puerto de Iquique hemos conocido bien las demandas de los trabajadores y no hemos estado ajenos a paros y protestas, pero con voluntad tanto de los trabajadores como de las empresas involucradas siempre hemos podido llegar a un entendimiento.
Por eso la invitación es a unirse por el bien de la región y no por intereses de algunos sectores y así seguir potenciando juntos el crecimiento de Iquique y su gente.