Columna de Magdalena Balcells González, Presidenta Directorio Empresa Portuaria Iquique
El futuro del Puerto de Iquique se construye hoy. Nos encontramos en un punto clave para definir el camino hacia la licitación de la concesión de 2030, una decisión que no solo marcará el desarrollo del puerto, sino también el impacto en la región y su rol en la cadena logística. Para ello, es fundamental preguntarnos: ¿Qué puerto queremos? ¿Qué puerto necesitamos? ¿Y qué puerto podemos tener?
Responder a estas interrogantes implica un análisis profundo de nuestra realidad y de las oportunidades que tenemos por delante. Queremos un puerto moderno, eficiente, sostenible y competitivo.
En ese contexto aparecen elementos relevantes en el horizonte. Uno de ellos es la eventual apertura del cabotaje, herramienta con un enorme potencial para fortalecer la conectividad marítima del país, facilitando el transporte de carga entre los puertos nacionales, reduciendo costos logísticos.
El corredor bioceánico es una de las apuestas más ambiciosas para la integración sudamericana. Nos ofrece la posibilidad de convertirnos en un nodo clave para el comercio entre Brasil, Paraguay, Argentina y los mercados del Asia-Pacífico. Pero para que esta oportunidad se concrete, debemos seguir trabajando en infraestructura, servicios logísticos y coordinación con los actores públicos y privados.
Para concretar todo esto, la modernización es un pilar fundamental. Enfrentamos un escenario en el que la digitalización, la eficiencia operativa y la sostenibilidad ambiental son requisitos indispensables para cualquier puerto que aspire a competir a nivel global.
Otro elemento clave que no podemos perder de vista, es nuestro rol como empresa del Estado. Nuestra labor no solo se mide en términos de carga movilizada o infraestructura construida, sino también en el impacto que generamos en la región. Debemos fortalecer nuestra integración con la Zona Franca de Iquique (Zofri) como un aliado estratégico en la competitividad de la región.
El desarrollo económico y la generación de empleo son otras de nuestras grandes responsabilidades. Un puerto fuerte significa más oportunidades para los trabajadores de la región, más encadenamientos productivos y más inversión.
El desafío que enfrentamos es enorme así como también lo es la oportunidad que se nos presenta. Aunque el 2030 parece lejano, las decisiones que tomemos hoy definirán al Puerto de Iquique del mañana, un puerto más fuerte, más conectado y sobre todo más comprometido con su gente y su entorno.